Álvaro Luengo

Torkú

Era la noche de Halloween y Santiago se sorbía los mocos tirado en el sofá de la casa de sus padres con la mirada perdida sobre el televisor apagado. Tenía un bajote en 3D, porque un gripazo le estaba cociendo los sesos a 39 grados, acababa de finalizar su contrato como ayudante de construcción al terminar la obra, y no entendía la razón por la que su novia Kety le había dejado en cuanto se enteró de la noticia. ¡Toma, toma y toma, todo seguido!

Pero lo que más le dolía era lo de Kety… Nunca lo hubiera esperado de ella, ¡qué pérfida!... En fin, qué mierda de mundo este, qué mierda de vida.

El móvil le avisó de que llegaba un whatsapp de su amigo Jordan:

-Q tl stas? E vsto a Kt dndse picos cn Rchy… S k hbs roto?

-T x cul, Jr! A ti k cño timprta?- contestó, enrabietado.

Todo aquello le dolía mucho, más de lo que era capaz de soportar, así que decidió anestesiarse a base de frenadoles y cubatas aprovechando que sus viejos habían salido al cine, que él ya tenía bastantes películas en la cabeza como para necesitar encender la tele, ¡qué leches!...   

-¡Con lo que yo la quería!… ¿Me habrá estado engañando todo este tiempo y no me habrá querido nunca?... ¿Yo solo era un juego para ella?... Pero bien que se ponía morada de marisco en el cocedero cuando él cobraba... ¡Aaag!... ¡Voy por más hielo!

¡BBBRRRMMM!

Se iba a levantar cuando un gran destello de luz explotó con estrépito frente a él. El chico se frotó los ojos y boqueó como un pez mientras se aclaraba el ambiente y aparecía la figura de un hombre no muy alto pero forzudo, escasamente vestido con unos jirones de hediondas pieles que portaba un hermoso garrote y le miraba inquisitivamente, ceño fruncido, impasible el ademán, sin decir nada.

Todo eso ahí, junto a la tele. Y Santiago le miraba atónito, claro.

-Yo ser tu retatarabuelo Torkú, y llamarme así por vivir aquí antes que tú- dijo al fin con voz gutural.

-Eeerh… ¿Cómo dices?- el chico se levantó sorprendido -¿Tú vivías aquí antes, en este piso? Ni mis padres ni los vecinos me habían hablado nunca de ti.

-Mmmh… Tú pensar poco y no entender nada. Yo no ser hombre de tu tiempo, yo vivir aquí hace 30.000 años, y esto ser colina con rocas y matorrales, no haber casas. Y más allá bosques, por aquí y por allá- se ayudaba de su garrote para indicar las direcciones.

-Ah, ¿sí?... Pues qué bonito, ¿no?

-¿Bonito?- Torkú se rascó la sien -Nunca pararme a pensarlo, pudiera ser. Pero haber muchos animales peligrosos que querer comerte y los inviernos muy peludos de frío, todo cubrido de nieve hasta aquí- se señaló las rodillas -Y muchos de nosotros morir de hambre y frío. Eso no muy bonito- negó con la cabeza -¿Tú ver alguien morir de hambre alguna vez?

-¿Yooo?- Santiago sintió un escalofrío -No, no, no, no... Yo nunca he visto nunca a nadie morir de hambre ni de nada, Torkú, prefiero no imaginarlo… Pero encantado de conocerte, requeteabuelo, siéntate un rato, anda, que vienes de lejos y estarás cansado. Mis padres salieron pero te tomas algo conmigo, ¿quieres?... Queda paella de mi madre si tienes hambre y te traigo un botellín para la sed, o si quieres un cubata.

-Y no conocer esas bebidas tú decir, pero agradecer traguito de hidromiel si tú tener.

-Lo siento, requeteabuelo, pero la hidromiel se la ha debido beber mi padre porque no nos queda, pero te traeré una cerveza, que te gustará.

Y dicho y hecho, los dos se sentaron a conversar mientras Torkú aprobaba a la cerveza y pedía una segunda para ver si subía la nota, y Santiago permanecía fiel a sus cubatas.

-Y cuéntame, Tórku…

-Torkú, Torkú- le corregía el ancestro.

-Eso, Torkú, cuéntame cómo es que te has presentado después de tanto tiempo, ¿vienes a reclamar tus derechos como antiguo propietario y te vas a quedar a vivir aquí con nosotros? A mí me gustaría, pero tendrías que ducharte y cambiarte de ropa, ¿eh? Mi madre no te va a admitir así.

La aparición le miró con desdén y le dijo:

-Ser piel de zorro la que oler mal, que yo ser muy limpio- mostró como prueba unos pies descalzos casi tan negros como el carbón -Tú ser chico tiquismiquis, así tú no poder ser cazador ni guerrero. Tú tener que endurecer y hacerte hombre fuerte. Si no, mujeres de tribu reírse de ti y marcharse con otros.

-¡Ay, Torkú, no me digas esto! ¡Es justo lo que me acaba de pasar!- y a duras penas contuvo las lágrimas que asomaron a sus ojos.

El ancestro le miró con expresión de ya te lo decía yo y añadió:

-Y para colmo a ti comerte tigre dientes de sable, tú ya ver… ¡Por blandengue! Yo venir a verte porque llegar noticias tú estar muy mal y querer saber qué pasarte, para ayudarte, pero yo no ver heridas ni huesos rotos… ¿A ti doler algo por dentro?... Quizá enfermo por comida… ¿Tú comer setas rojas?

-¡Qué setas rojas ni qué hostias, Torkú! Me siento muy mal porque tengo gripe y además mi novia me ha dejado y me está poniendo los cuernos con otro, ¿te parece poco?

-¿Poco?... Ja, ja, ja, ja- dejó escapar una carcajada de superioridad –Todo eso ser peplas. Gripe pasar pronto y tú joven. Cuando uno joven novias vienen y van, y a ti una poner cuernos como bisonte, je, je, je, je, no pasar nada. Mujer siempre busca al más fuerte porque sabe que hay protección y comida, que no ser tontas. Eso ser siempre así porque si no morir.

-¡Chssst! Habla más bajo, que como te oigan las Metoo te crucifican y la vecina es activista… ¡Pero yo a Kety la quería mucho, entiéndelo!

-Sí, tú querer, tú querer mucho, pero en vida haber cosas que uno querer y no poder ser. Y hay que ser fuertes. Yo querer cazar ciervo para comer con familia pero oso cazar antes y yo quedarme sin nada, y yo una vez tener mujer pero ella dejarme por Brutus y marcharse una noche porque él ser más fuerte que yo y ella decirme con él más comida y mejor, y yo aguantar,  ¿y qué? Vida no parar ahí, y tú deber ser duro como guerrero y no llorar como mariquita blandengue, que así yo pensar tú ser finolis y no servir para nada.

-Ya, ya... Si te pasara a ti ya verías.

-¿A mí?... Ja, ja, ja… A ti quitársete tontería si perseguirte rinoceronte lanudo, que tú ver cómo quitarse tus males en un momento… ¿A ti no perseguir nunca rinoceronte lanudo? Eso mucho emocionante, eso peligro y asustar y tú no saber qué hacer.

-Eeerh… Pues no, Torkú, la verdad es que a mí nunca me ha perseguido un rinoceronte lanudo, vale, pero es que esos animales ya no existen y no suponen ningún riesgo hoy en día, así que no me he preocupado de informarme de lo que tendría que hacer si esto me sucediera, ¿vale?

-No, no, no, no, no- negó con expresión de disgusto –Yo comprobar tú no saber nada. Pensar poco, ya dije. Lo más importante ser correr todo prisa tú puedas favor del viento, para que olor no llegar. Rinoceronte oler bien pero ver mal, y si no huelen, tú despistar. Yo una vez tener que correr mucho delante de uno y mira herida hacerme con cuerno en muslo cuando subía árbol- bajo la mugre se apreciaba una gran cicatriz –Yo ya decir antes, tus problemas no ser más que mariconadas y blandenguerías… ¡Tú venir conmigo unos días y yo dejarte nuevo! Si emociones no curar tontería, dos garrotazos en cabeza lo harán. ¡Esa medicina no fallar nunca!

Santiago le miraba escéptico.

-Sé que quieres ayudarme, Torkú, y te lo agradezco mucho- le dijo -Pero no estoy muy seguro de que tus palabras me vayan a hacer sentirme mejor… Pero cuéntame, ¿cómo era tu vida, vivías tú solo, tenías familia?

-Si tú querer yo contar para ti. Antes de morir a los 33 años, yo vivir en choza con familia en este lugar, justo aquí- señaló un punto en el suelo delante de ellos con el garrote –Y yo trabajar duro y no pasarme día quejándome de todo.

-Ya me voy haciendo a la idea, ya. ¿Y con quién vivías, cómo era tu familia?

-Aquellos días yo vivir con mis dos mujeres y tres hijos pequeños, a los que apenas ver. Antes ser más, pero mi padre y mi hermano mayor ser comidos por lobos una noche de invierno, mi hermana abrir cabeza como nuez al caer de árbol y mi hermano otro muerto en encuentro con cromañones, los de tu raza- hizo una pausa para mirarle a los ojos –Pero tú no tener susto de mí. Yo odiar mucho a cromañones pero no a ti. A ti no hacer daño.

-Entonces, tú no eres un hombre moderno, un cromañón, sino que eres de los otros, los neandertales esos, ¿no?

-Sí, yo ser neandertal- asintió Torkú -Y a mucha honra.

-¡Caray! Pues me tienes que contar lo que os pasó. ¿Y tú qué hacías? En tu día a día, quiero decir.

-¿Que qué es lo que yo hacer?- bramó Torkú poniéndose en pie como un resorte -¡Pues portarme como hombre y no como lombriz que esconderse bajo tierra!... Yo salir a cazar, casi siempre solo y otras veces con hombres de otras familias. Salir a cazar conejos, ciervos, jabalíes o lo que fuera poniendo cuidado en no ser comido por tigres y lobos ni mordido por serpientes. Yo cuidar que mis mujeres no ser molestadas ni llevadas por otros hombres y así ellas poder cuidar de niños y fuego, que nunca se apague, y yo tomar parte en peleas contra invasores cromañones y matar muchos de ellos acordándome de hermano… ¡Menudos hijos de perra!… ¡Eso sí que ser emociones fuertes y no las que tenéis ahora con fútbol! ¡Vaya mariconada! ¡Blandengues, que hombrecitos de ahora ser blandengues y no valer para nada!

-Sí, ya, tú todo lo ves muy fácil- replicó Santiago, molesto por el tono y las palabras -Pero al final ganaron ellos, ¿no?, los cromañones, quiero decir.

Pero la forma en que Torkú le taladró con la mirada remarcando sus maxilares le hizo pensar que aquél no era buen camino y rectificó de inmediato:

-¡Perdona! No he querido ofenderte, no debí ser tan brusco… Pero yo quería decir que los neandertales os extinguisteis y ellos no, ¿no? Y yo desciendo de los cromañones, y no de ti, que eres neanderthal… No entiendo nada, explícame.

-Tú ser prueba viviente de que no extinguirnos del todo y que yo estar vivo en ti. Ser tu retatarabuelo, y más tátara todavía, que yo no decir para no parecer trompeta.

Santiago se quedó pensando un instante y continuó:

-Pero yo soy un cromañón, ¿no? Que soy más alto y delgado que tú, aunque no tan fuerte. Y tu nariz y tu frente son distintas que las mías, aunque en la barbilla, ahí sí que nos parecemos bastante que los dos las tenemos metidas, y a mí no me gusta tenerla así porque me da aspecto bobalicón, pero… ¿Qué me quieres decir con esto, que yo procedo de un cruce de razas?

-¿De un cruce?- Torkú había recuperado la calma y le miraba sonriente -Tú venir como todos, de muchos, muchos, muchísimos cruces, que eso ocurrir siempre en la historia de humanidad y nuestra época no ser excepción. Nosotros cruzarnos todos en cuanto tener ocasión. Si yo ir caza por bosque y encontrar mujer cromañón y yo poder montar, la montaba, y ellos hacer lo mismo con las nuestras. Eso normal, ¿no? Todos animales hacerlo, así que había que cuidar nuestras mujeres y defender de cromañón, porque ellos, igual que nosotros, siempre querer montar hembra. Mucha afición por la cruzada.

-¿Pero fueron ellos los que acabaron con vosotros?… ¿Qué fue lo que pasó?

-¡Pues que cromañones ser cobardes de mierda, y con perdón! Venir grupo de guerreros a atacarnos de noche, prender fuego a nuestras casas para acribillarnos con flechas y lanzas cuando nosotros salir asustados sin tener piedad de nadie.

-Pfff… ¡Qué fuerte! Entiendo tu odio, abuelo. ¿Y os mataban a todos? ¿Mujeres y niños también?

-A todos menos a algunas mujeres que ellos gustar y llevarse para cruzar con ellas y hacerlas trabajar en poblado, ¡a ver si creer que eran tontos!... Y ellos matar y rematar a todos los demás con maza de piedra en cabeza. Yo una vez tener suerte y escapar porque creyeron muerto- y le enseñó una enorme cicatriz en su cabeza –Y todos los días yo levantarme esperando suerte de encontrar cromañón solo en campo, cara a cara, porque ahí él llevarse lo suyo que ser cobardes y flojos, y yo matar cara a cara, pero no siempre ser así porque ellos ir siempre en grupo- concluyó blandiendo el garrote con expresión de rabia.

-¡Caramba! Pues sí que debía de ser muy duro vivir en tus tiempos, sí, porque te caían las hostias por todos los lados, pero ¿por qué queríais mataros? ¿Por qué os odiabais tanto?

-¿Odiarnos?... ¿Por qué decir eso?... Eso ser luego. Mucho luego. Primero nadie odiar a nadie, igual que yo no odio a los jabalíes que cazo.

-¿A los jabalíes que cazas?... ¡Pero no es lo mismo, Torkú!... Tú matas a los jabalíes y a los ciervos para comértelos, ¿no?, y sin embargo a los cromañones… a los cromañones… ¿Qué quieres decir? ¿Os matabais unos a otros para comeros entre sí? ¿Hacíais cacerías?

-Bueno, no siempre- explicó el abuelo –Eso ser mayormente en invierno, cuando pasar hambre, pero en verano, tripa llena, nosotros matar para quitar sus mujeres y cruzarnos con ellas. Ellos empezar.

-¡Pero eso es terrible, Torkú! ¿Eso fue así desde el principio y no os disteis ni una sola oportunidad para llevaros bien unos con otros?

-¿Tú saber qué difícil ser encontrar comida por aquí en invierno con frío peludo de cojones? Animales marchar o dormir y solo quedar mamut, pero mamut ser grande y fuerte, y yo no poder cazar solo, así que más fácil cazar hombre para comer, mejor no muy parecido aspecto a mí, aunque sabor sí muy parecido.

-¿Sabor muy parecido? ¿También comiste cromañones?... ¿Cómo pudiste llegar a hacer eso?

-¡Jo, jo, jo, jo!- Torkú se echó a reír sin disimulo y luego se encogió de hombros -¿Tú creer yo psicópata asesino o algo así? Yo hacer eso porque todos hacer lo mismo, ser normal. Cuando familia morir de hambre delante de tu cara tú hacer cualquier cosa para evitarlo.

-Ya supongo, sí- tragó saliva.

-¿Tú con quien prefieres luchar, con hombre o con oso de las cavernas?

-Uuuf… No sé… Casi prefiero salir corriendo, ¿pero cómo fueron vuestros primeros encuentros? ¿Cómo llegasteis a eso?

-Bueno, cromañones aparecer por nuestra tierra en grupos de veinte o más, nunca solos, y primero ser raro ver uno en bosque, pero ellos seguir viniendo más, más, más, y pronto muchos de ellos en bosque y empezar peleas por caza o animal muerto reciente, y odio y violencia crecer entre nosotros y llegar a atacar casas y poblados.

Neandertal vivir casa o cueva en pequeños grupos familia, no más de diez personas y tener que llamar vecinos para poder cazar mamut. Y ellos vivir poblados muchas casas, muchos de ellos, difícil de atacar. Y ellos muchos poder cazar mamut.

Si tú encontrar uno solo por campo, él salir corriendo asustado, porque yo más fuerte y pegarle bien si cojo, pero cromañones siempre en grupo más de tres cuatro, nunca solos, ser cobardes, yo ya dije.

Y armas suyas mejores que nuestras, ellos tener arco y flechas, que llevar muerte muy lejos, y grandes lanzas de punta más dura que sílex para cazar mamut. Y nuestras armas romper cuando pelear con ellos.

Cromañones muy malos, reírse cuando rematan enemigo, asquerosos y cobardes y tratar muy mal mujeres.

Al ir creciendo su número ellos tender emboscadas para cazarnos y nosotros responder misma manera. Así odio nació cuando empezamos a perder seres queridos.

-¡Aaah!... Y ahí llevasteis las de perder, claro, porque ellos eran muchos más según me dices.

-Y mejor armados, tú no olvides. Ellos dominar fuego y hacerlo brotar de puntas flechas que disparaban de noche contra nuestras casas, que estaban rodeadas por guerreros que nos mataban como a conejos. Ellos matar a distancia con lanzas y flechas y evitar cuerpo a cuerpo, que sabían inferiores. Y así acabar con nosotros: ellos fueron lobos y nosotros ovejas, así de fácil.

-¡Pero Torkú! ¡Ni siquiera los lobos hacen eso entre ellos! No me lo puedo creer. ¿Y los niños? ¿No les perdonaron la vida ni siquiera para cogerlos como esclavos?

-¿Como esclavos? ¡Jo, jo, jo! ¿Para tener boca más que dar de comer? No, mí no gustar esclavo niño, yo no querer pegar niño y él enredar y robar comida todo el tiempo. Mejor matar y comer.

-¡Qué horror, Torkú!... Y a las mujeres, a ellas sí que las teníais como esclavas, ¿no?

-Oh, no, eso no cierto. Eso decir ellas pero mujeres siempre exagerar. Ellas ocuparse de coger leña, traer agua y cosas comestibles del bosque, cocinar y cuidar fuego, enfermos y niños, y limpiar casa, porque ellas ser más flojas y no querer venir de caza bisonte porque tener miedo de animales feroces, y ellas preferir así. Hombres mientras tanto cazar bisontes, defender mujeres y niños de animales y cuidar que ella no engatusar otro más fuerte que tú, porque entonces él darte con garrote en cabeza y marchar con ella. Pero cabeza hincharse con garrotazos y doler y salir cuernos, y a mí no gustar. Y luego tener que pelear con forzudo para recuperarla y darte más garrotazos y más cuernos… No, no, no, no, no. Eso evitar a toda costa, y por eso ser muy celoso en cuidado de mujer y nunca pegar. Cada uno cumplir su papel porque ser lo que había tocado, y no haber nada otra cosa más. ¿Qué poder hacer mujer que tener miedo que la coma el tigre? ¿Ir a universidad o trabajar en fábrica? ¡Ja! ¡Qué tonterías! No existir nada de eso. Mujeres tener que cuidar casa y niños porque no poder ser de otra manera. Eso no esclavitud. Y así ser durante muchos, muchos años. Y eso no cambiar rápido.

-Mmmh… Viéndolo así podría ser que tengas razón. Y hay una cosa que has dicho que me ha parecido muy bien, Torkú, que ha sido lo de nunca pegar a las mujeres. Y yo lo amplío porque creo que nunca se debe pegar a los que sean más débiles que tú, me da lo mismo mujeres que niños o viejitos, que no está bien hacerlo. Y como a los que sean más fuertes que tú tampoco se les debe pegar por razones evidentes, pues resulta que no se le debe pegar a nadie, ¿no te parece?

-A nadie, a nadie y sobre todo a mujer- asintió -porque entonces ella odiar y envenenar con hojas de tejo en comida, mejor tú no hacer. Yo ver morir amigo así y él mucho dolor.

-Joder, Torkú, me estás dejando flipado… Pero admito que es otra buena razón para no hacerlo… Pero ¿me estás diciendo que los cromañones llegamos a ser los reyes de la creación gracias a formar grupos más sólidos que vosotros y a nuestra maldad y crueldad, y que fuimos nosotros la causa directa de vuestra extinción?

-¿Tú aún dudas? ¿Qué otra cosa poder ser? ¿Acaso caer meteorito que matar solo nosotros?... Así ser- el ancestro asintió gravemente –Tú no extrañar, es normal. Es lo que siempre hacer cromañones cuando llegar otras tierras… ¿Qué pasar con indios americanos?... ¿Y con negros africanos?... Cromañones llegar, robar y matar, y cruzarse mucho con sus mujeres, y siempre hacer lo mismo, en todo tiempo y en todo sitio. Naturaleza hombre siempre mala, y neandertal también hombre y también algo malo, pero no tanto como cromañón. Cromañón malísimo.

-Qué cosas más crudas me estás contando, abuelo, ¿te puedo llamar así, verdad? ¿Y dónde crees que está la raíz de esa maldad?

-Cromañones siempre querer las pertenencias del vecino, y robar y matar para conseguir si fuera necesario. Eso llamarse codicia y ser motor vuestro muy importante. ¿Tú no dar cuenta que llevarlo en sangre? ¿Tú no ver rivalidad y odio que haber siempre entre pueblos vecinos?

-Pfff…. No sé qué decir. Ya te dije que dudaba que tus palabras me fueran a sentar muy bien… ¿Pero entonces tú crees que no tenemos ninguna posibilidad de convertirnos en buenas personas y convivir pacíficamente unos con otros?

-Bueno… Haber débil llamita de esperanza, porque igual que pasar con indios y negros, no nos exterminasteis del todo, y sangre nuestra procedente de mujeres capturadas que aparearse con vosotros corre por vuestras venas, y eso os proporciona punto de sensibilidad y tendencia a hacer lo correcto porque es lo correcto…

-¿Te refieres a la ética? Puede ser que tengas razón. Los cromañones no tenemos muchos principios y somos un poco cabrones por naturaleza, ¿no es así? ¿O me pasa solo a mi?

-Pasar a todos, tú no dudar. Y no hacer muchas ilusiones, porque conducta cromañón ser mayoritaria en mundo tú vives, y los buenos sois los menos y no tener posibilidad de imponer vuestro criterio, pero todo dar igual porque no tardar en exterminaros entre vosotros. Es cuestión poco tiempo. No sois, no fuimos, más que otra mutación fallida, Santiago, y no dar más vueltas  asunto, no perder tiempo con tonterías.

-¡Por favor, Torkú, cállate un rato que ya estoy bastante deprimido con mis cosas! Comprende que todo lo que me estás contando no me está ayudando a mejorar…

-Lo siento, Santiago, tiempo acabarse y perdón si yo prisa, pero debo volver con los míos. Tú no olvidar lo que yo decirte.

-¿Ya te vas? ¿Tan pronto? ¿Por qué? ¿De qué es lo que me tengo que acordar?- quiso saber mientras la aparición se desvanecía.

-De tooodo… Tú no ser tan membrillo…

-¡Espera, Torkú, que aún tengo muchas más cosas que preguntarte! ¡Llévame contigo, requeteabuelo!

-Adiooos, Santiago, adiooos…. ¡Cromañón tenías que ser!

Y eso fue lo que Santiago me contó, pero vaya usted a saber, porque todo esto es un poco raro, ¿no os parece?

En cualquier caso, como esto es un cuento y lo suyo es que acabe bien, os diré que a Santiago le vi sonriente y feliz porque ya tenía un contrato indefinido (nunca mejor dicho a fecha de hoy), una novia guapa y divertida con unas tetas muy gordas, y porque sus padres se habían ido tres meses a Benicasim con un chollo del Inserso y le habían dejado la casa para él solo. Y tenía una expresión y una mirada muy serena, casi estoica, como solo la tiene el que está convencido de que lo que hace es lo que se debe hacer, así que bingo para él.

Y ya no sé más.

 

 

FIN

 

 

 

 

 

All rights belong to its author. It was published on e-Stories.org by demand of Álvaro Luengo.
Published on e-Stories.org on 30.01.2015.

 
 

Comments of our readers (0)


Your opinion:

Our authors and e-Stories.org would like to hear your opinion! But you should comment the Poem/Story and not insult our authors personally!

Please choose

Articolo precedente Articolo successivo

Altro da questa categoria "Favola" (Short Stories in spagnolo)

Other works from Álvaro Luengo

Vi è piaciuto questo articolo? Allora date un'occhiata ai seguenti:

TESÓN - Álvaro Luengo (Favola)
Amour fourbe - Linda Lucia Ngatchou (Altro)