Hugo Damonte

EL VIAJE AQUEL

EL VIAJE AQUEL
 
 
Un frío atardecer, en un viejo puerto de una ciudad en Londres, un anciano capitán de barco, acompañado por su perro, busca entre la niebla el regreso del  tiempo.
 
 Se sienta en un banco, fumando su pipa, mientras recuerda en silencio.
 
Aquel anciano, capitán de un barco llamado SUEÑOS EN EL MAR, todas las tardes regresa a ese lugar desde donde tantas veces zarpó.
 
Blas, un marino que viajo por el mundo llevando pasajeros a puertos lejanos, hoy anda sin rumbo.
 
En cada viaje una historia, un recuerdo,  hoy el tiempo implacable que empuja su vida.
 
 Poco queda de entonces, amarras oxidadas por la herrumbre y el silencio. Parejas paseando, sabiendo que un día existió aquel puerto, al que hoy ha  borrado el progreso.
 
Johny; el perro de Blas, compañero de vida, permanece a su lado de noche y de día.
 
El anciano siempre vestido con su chaqueta de marino y su gorra de capitán.
 
Un día, un joven se acerca, se sienta a su lado y le pide encender su cigarrillo, le intriga su ropa, y comienza una charla.
 
Siempre suelo verle sentado con su perro y  fumando su pipa, mirando a lo lejos, como esperando que el tiempo algo  le regrese.
Suelo venir con mi prometida, y a veces nos quedamos largo rato viéndole como buscando volver a su juventud.
Fue acaso usted marino?
 
Si muchacho, he sido capitán de un barco, el que fuera en otros tiempos refugio de ilusiones, momentos de emociones, alegrías, desencantos.
Un capitán de barco que desde este lugar, tantas veces partí a recorrer el mundo.
 
Usted conoce Marsella?
 
Conozco ese lugar sobre el Mediterráneo más que a mis propias manos, es tan bonito, que aun en mi soledad suelo verme en sus calles, con su gente, con alguien que fuera en mi vida lo más preciado
 
La abuela de mi prometida, vivió en Marsella, pero al enviudar regreso a Londres. A ella le encantaba el lugar, pero tuvo que dejarlo, pues ahí tenia muchos recuerdos, ahora mismo, habla de su ciudad y se nublan sus ojos.
 
Entonces quizás tuvo un amor en Marsella?
 
Así es hijo. Aquel amor que conociera en mi barco, la última noche antes de llegar a esa hermosa ciudad.
 
Ella regresaba a su tierra.
 
Le hace mal hablar de aquel amor?
 
No puede hacer mal algo que tanto se amo,  se ama y se amara. Es una historia de amor, que nació aquella noche de verano cuando dábamos en el barco la última fiesta antes de desembarcar.
 
Fue entonces. Que baje al salón de fiestas del barco, y observe a una hermosa mujer mirando el mar a través de la ventana
 
De repente voltea su cabeza hacia el salón y nos vimos desde lejos. Entonces yo queriendo saber quien era me acerque porque sentí que una fuerza impulsaba mis piernas.
 
            Al llegar a su lado, vi a la mujer; hermosa como un ángel. Me senté junto a ella y nos miramos,  en ese instante sentí  mi corazón queriéndose salir de mi pecho.
 
            Bailamos un vals de Frederic Chopin y después otro, hasta que llego a su fin la fiesta, bese sus labios,  queriendo volver a verle.
 
Los cruceros llegan a puerto y los desembarcados a destino, le busque entre la gente,  no volví a verle.
 
            El barco entro en reparaciones y me quede en Marsella, le busque por días, caminé en las noches, pero sin encontrarla.
 
            De repente; un día, saliendo yo de un viejo café; la vi venir andando y entonces, continuo nuestra historia.
 
              Mantuvimos un amor sin igual. Quedábamos por largas horas mirándonos y besándonos de una manera sublime.
 
            No queríamos separarnos, no podíamos hacerlo, éramos ella y yo. Éramos, “EL AMOR.”Algo que pasa una vez en la vida, que no se puede ni se debe dejar escapar.
 
            Cierto día el barco tuvo que volver a navegar, y entonces le pedí irnos,  vivir en Londres, casarnos y  terminar juntos nuestras vidas.
 
            Así fue que acordamos aquel encuentro, cerca del puerto.
 
            Pero ella, no llego a la cita, y yo tuve que partir.
 
Volvió a buscarle, a tratar de verla?
 
No muchacho;  me hubiese gustado saber las causas porque ella jamás vino. Y de buscarla, no la hubiese encontrado, pues jamás me dijo donde vivía.
 
Nunca supe el motivo, solo partí sintiendo que algo de mi quedaba en su tierra, que ya no tendría su mirada, sus besos, sus palabras y ese amor que me permitía sentir vivo.
 
 La vida siguió su curso, los viajes, el mar, pero ella en mis noches, en mis sueños, en mis recuerdos.
 
Que extraño; no se su nombre?
 
Me llamo Blas hijo, el viejo capitán.
 
Blas, volvió a enamorarse?
 
No he vuelto a enamorarme muchacho, no pude y tampoco me intereso.
 
            Hasta pronto Blas, nos veremos………………………..
           
Queda solo el anciano y junto a su perro vuelve a descansar después de otro día igual que todos.
 
            Al día siguiente llega al viejo puerto un auto; el anciano estaba sentado en el mismo banco, cuando de repente baja una anciana con bastón a la que acompaña una joven.
 
            Blas, no había notado que quien bajara del auto junto a esa chica; era la mujer que había sido el gran amor de su vida.
 
            La anciana se acerca; y se sienta a su lado; y con tenue voz le dice:
 
            Aquel muñequito de trapo que simulaba ser un capitán de barco, y que me regalaste un día, aun lo conservo.
 
Paso la vida verdad?;. Cuando el prometido de mi nieta me dijo que había estado hablando con un hombre vestido de capitán de barco llamado Blas, mi corazón me dijo serias tú. Aquel marino que supo decirme las cosas más hermosas; que una mujer pudo escuchar.
 
Y ahora que te veo después de 20 años, me vienen todos los recuerdos juntos. Como veras, soy yo, Greta, aquella mujer que te siguió amando aun después de faltar a nuestro encuentro.
 
Se miran
 
Paso la vida…………… que viejo estoy verdad Greta?
 
Siempre serás para mí el capitán de aquel barco que tantas noches veía en mis sueños, arrepentida por no ir a tus brazos.  Nunca te había confesado mi verdad.
Yo estaba casada con un hombre mayor, el estaba enfermo, y cuando nos conocimos en tu barco, yo regresaba de un viaje para combinar fecha por una riesgosa operación que debían practicarle.
Después, solo vivió un par de años postrado en una silla de ruedas hasta que finalmente falleció.
A pesar de todo, no deje de pensarte ni un solo día, ni de soñarte cada una de mis noches.
Muchas veces; soñaba que venias a buscarme para que paseáramos juntos, como supimos hacerlo tantas noches en Marsella; pero al despertar, encontraba la frialdad de un cuarto vacío, en el que solo me quedaban,  fotos y el muñequito de trapo que todavía conservo.
Si supieras cuantas noches me llegue hasta el muelle, para ver llegar barcos que traía gente a Marsella, esperando verte bajar, para lanzarme a tus brazos.
Entonces, atormentada por los recuerdos, decidí vender mi casa e irme sin saber donde. Pero al final me radique en Londres junto a mi hijo.
Jamás pensé volver a verte, y a pesar que el tiempo se marca en tu rostro, seguís manteniendo aquella mirada dulce y profunda, diciéndome todo, sin hablar.
Seguís manteniendo el aroma a tabaco, que salía del humo de tu pipa mientras soñábamos y  compartíamos un café.
 
Estoy viejo si, pero; hay cosas que se mantienen intactas en mi memoria y en  mis recuerdos. Vos, mi dulce amada.
Paso tan rápido la vida.
Pero debo de confesarte que, a pesar de los años, estas más hermosa que aquella noche que te vi en el barco por vez primera.
Y que aunque ya no lleguen barcos a este puerto, hoy un auto me trae a quien jamás pude dejar de amar, porque siempre te quedaste en mi alma.
 Ahora vives en el centro de Londres, donde voy poco. Johny no puede quedarse solo, el esta viejo y nos hacemos compañía.
Pero, se que volveré a verte, a tenerte cerca de mi.
 
Pero, porque estas llorando? acaso no te produce alegría este encuentro?
 
Me causa la alegría que toda mujer que se ha enamorado de por vida, reencuentra a ese hombre que amo, ama y amara por siempre.
Durante años, quise encontrarte, pero como veras recién hoy vuelvo a verte.
Pedí en cada cumpleaños como deseo, el volver a tenerte, para no dejar este mundo sin la asignatura pendiente de decirte cual era mi verdad.
 Porque no fui a tus brazos aquella noche cuando dejabas Marsella.
 La vida, me deja cumplir mi deseo.
Pediré a mi nieta me traiga a este lugar para verte, tomar tus manos, mirar tus ojos, sentir tu aroma a tabaco.
Recuérdame siempre, como aquella mujer que bailo contigo esa noche en tu barco, la que te ama y amo y nunca se olvido de ti.
En mis plegarias estuviste presente, y desde donde este, lo seguirás estando
Quizás, alguna vez, si no nos volvemos a ver aquí, te encontrare en otra  parte, donde la vida como nuestro amor será eterno.
Ahora, debo irme, espero  volver.
 
Hasta pronto amado mio.
 
El anciano se quedo muy triste mientras la noche estaba cayendo y el frío le calaba sus huesos, no podía salir de su asombro, ese día había sido diferente.
Llego a su casa, no pudo dormir un  instante, paso en vela la noche mientras Greta rondaba en sus recuerdos, en su vida, en su historia.
 
 Como cada tarde el viejo marino vuelve al puerto.
Después de unos días, ve llegar el auto que había traído a Greta, a quien Blas esperaba ver bajar.
       
La nieta se acerca, lo abraza y dice:
 
Sabia lo encontraría en este lugar, por eso vine a verlo.
La abuela me pidió le entregue este muñequito de trapo que una vez usted le regalo, cuando recién se habían conocido. Este marinero la acompaño durante su enfermedad, y junto a el dormía como si fuese una adolescente.
 
Me dijo lo amo profundamente, y que este donde este, usted siempre será su amor.
Le dejo el muñequito y mi agradecimiento
Adiós Blas, recuérdela siempre.
 
El viejo Blas apretando fuerte el muñequito de trapo, se hunde en un profundo llanto.
No puede creer que Greta haya muerto.   Cada vez que vea ese muñequito, sentirá su compañía.
 
Sabe que algún día, la encontrara para permanecer junto a ella eternamente.
 
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HD – El Flaco
Historias de un Soñador
 
Algo del Alma
Por Siempre
 
 
 

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Published on e-Stories.org on 08.02.2016.

 
 

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