MAGI LA VAGABUNDA CAPITULOS 5 Y 6
De repente, Magi dio un respingo, y agarrando fuertemente su sombrero con la escandalosa flor violeta se levantó.
-Me tengo que marchar- dijo nerviosamente.
-¿Marcharse, a dónde? – le preguntó aquella señorita...
-He olvidado algo. Tengo que irme – dijo con decisión Magi, dirigiéndose a la puerta.
La señorita le agarró del brazo. e intentó dulcificar su voz.
-¿Qué es eso tan importante que ha olvidado?-
-¡Mi caja de música! – dijo Magi con un mohín de tristeza..
La caja de música, era el ultimo enlace que tenia con su pasado. No lo podía perder, si lo hacia era como cortar para siempre con todo lo que había sido su vida..
-No se preocupe- le dijo aquella señorita en tono apaciguador, intentando calmarla – Iremos a buscarla. Procure tranquilizarse mujer..
Magi la creyó y ese fue su error, ya que la señorita, que resultó ser una asistenta social, no tenia ni la más mínima intención de buscar nada.. Como así se confirmó un poco más tarde.
-Mire.. Señora Magi- empezó diciendo.
.. Señora Magi.. Sonaba bien. ¡Hacia tanto tiempo que nadie la llamaba así!
-Hemos estado comentando su caso. Usted es una señora mayor, y no puede seguir viviendo, sin casa, sin techo...
¿Qué estaba hablando esa señorita?.. Ella, Magi había decidido vivir de aquella forma, que si no tenia casa, que si no tenia techo..
¡Que coño le importaba a ella!
- ¡Y sin trabajo, y sin comida...! - continuó como una loro la otra.
¿Como sin trabajo?. Ella había llegado a ser una privilegiada en su comunidad. Su lugar era la puerta de la iglesia.
Y en cuanto a la comida, ella comía en la fonda Luis,¡si! era cierto, la comida no era demasiado buena, pero allí se encontraba con todos ellos..
Una idea cruzó su mente como un rayo que le iluminó la cara con una sonrisa..
¡Claro! “La Latas”, ella habrá guardado mi caja de música, sabia lo importante que era y, si no podía volver, ella, La latas ,se la guardaría.
Aquella que seguía hablando como una cacatúa, al verla sonreír, confirmó o creyó que afirmaba ,que le parecía bien la propuesta que le estaba haciendo.
-..Ya sabe como estas las cosas.. -Continuó la asistenta social..- Pero justamente ahora tenemos una plaza libre en una residencia geriátrica- y exclamó como si le hubiese tocado la lotería -¡Toda una suerte para usted!
Magi no la escuchaba, sus pensamientos estaba lejos de allí ,en su comadre “La Latas” y en saber si habría recogido su preciada caja de música,aunque se quedó con él ultimo trozo de frase de la señorita..
-¿Una residencia geriátrica?-preguntó, y rápidamente siguió de carrerilla.
-¡No pienso ir a ningún asilo!
- No es precisamente un asilo, Sra. Magi- esto de señora lo recalcó abriendo mucho los ojos – es como si fuese una gran casa, contará con su habitación, con comida caliente y además con buena compañía de personas de edad como usted.
-¿Y para que quiero yo todo eso?-respondió Magi con sencillez..
La asistenta social se estaba poniendo nerviosa por momentos.
¡Qué poca paciencia tenía aquella buena gente!- pensó Magi.
- Verá- continuó aquella intentando calibrar sus palabras – todos tenemos una necesidades básicas, y usted no las tiene cubiertas.
Aquella muchacha había aprendido bien la lección, era recién diplomada , y por recomendación de su tío, que casualmente era le jefe de policía, había entrado como colaboradora en la policía, y éste era su primer caso.
¡Vamos una novata en toda regla!
De ninguna forma quería dejar mal a su tío, y por todos los medios trataba de llevarse al huerto a Magi, La Vagabunda.
Si no lo conseguia, seria, por consiguiente su primer fracaso, y carne de cañón de comentarios, que no habían cesado desde que puso el pie en la comisaria.
Con esta premisas, volvió a la carga.
Tanto y tanto insistió, en una cabezonería, más propia de una adolescente que de una señorita con estudios, que al final Magi, por no escucharla más accedió a sus pretensiones.
Esta actitud ya la había tomado en distintas situaciones de la vida. Cerraba los ojos, y dejaba que la vida decidiese por ella, como si fuese una marioneta dejando mover los hilos de su destino. Estaba cansada de batallar contra todo.
Ahora que por fin había encontrado el bienestar en la calle, de nuevo, el azar le hacia una jugada de póquer. Estaba cansada y harta, tenia sueño y aquella no paraba de hablar.
-De acuerdo-dijo sin ningún convencimiento – iré con usted, pero ¡cállese ya ¡
Aquella se puso tan contenta como unas castañuelas, y elevó su dedo pulgar en señal de victoria a su tío, que la observaba orgulloso detrás del cristal.
CAPITULO VI
La residencia era una gran casona que anteriormente fue una fábrica de hilaturas. Y que ahora se había reconvertido en una residencia de la gente mayor, con el absurdo nombre de El Nido, que seguramente decidiera algun politicucho en una noche de borrachera.
El lugar era limpio, y pulido, con cuidadoras de impecable uniforme color rosa pálido ,aderezado con unos gorritos muy aparentes, pero. que a más de una le caía de un quinto piso, pero ellas , la cuidadoras, se sentían como las barbies del cuento.
Cuando Magi apareció junto a la asistenta social, la jefa de las cuidadoras se echó las manos a la cabeza.
La dejaron aparcada en un recibidor, y ellas entraron en un despacho. Discutían, y al final llegaron a una acuerdo.
La jefa salió al encuentro de Magi y le dijo en el tono más amable que pudo..
-¡Venga conmigo!-amarándola fuertemente del brazo.
Magi saludó con la mano de una forma descuidada a la señorita y siguió los pasos de aquella hercúlea mujer.
Lo primero que hicieron fue despojarla de sus ropas. Lo único que logró salvar fue el sombrero con la flor violeta chillón, ya que no hubo forma humana que se lo sacara.
La bañaron, la peinaron, y si la hubiesen visto, La Latas, El Papeles, o el Raja , seguramente que no la hubiesen reconocido a no ser por el sombrero.
Comenzó una nueva vida en la que sus necesidades, como decía aquella cacatúa de asistenta social, estaban cubiertas, pero que era insulsa, aburrida, desesperante y tediosa. Pero sobre todo, que tenia demasiado tiempo para pensar.
Ella con su vida anterior, entre hurgar en la basura, recoger los tres euros de la comida de la fonda de Luis, y hablar con sus camaradas, ya tenia suficiente y no le quedaba tiempo para recapacitar en nada más.
Siempre fue silenciosa y taciturna, pero ahora se volvió completamente hermética. No hablaba con nadie , y empezó a planear su huida.
¿Lograra Magi huir de aquel lugar?
¿Encontrará su cajita de música?
Eso ya será mañana ....