Hoy en día el planeta Tierra, gracias
a los medios de comunicación (a pesar de que mucho de lo que comunican pueda
ser falso), se ha empequeñecido. Y una de las más beneficiadas ha sido la
música. La música mueve el mundo y se mueve por él. Y la música es creación
humana. Una cosa es que pasemos como música algo que para según que criterios
no se podría considerar como tal, pero lo otro es que nos sentemos a escuchar
todo el sentimiento y las experiencias que emanan de esas notas. Los
instrumentos, tanto tocando solos, o formando bandas o orquestras, o
simplemente la música que surge de la voz humana ya es algo indescriptible.
Muchas veces me detengo a pensar en que es lo que motiva la creación de música
o del simple repiqueteo de cualquier objeto transformado en un ritmo, y no he
alcanzado ninguna respuesta, pero toda acción humana tiene una motivación, y la
música no es una excepción. La música es un don humano espectacular que refleja
sentimientos, culturas, estado de ánimo, ideologías políticas o religiosas,
etc. Lo mismo se puede aplicar a la pintura, a la escultura o a la literatura,
por nombrar a los más grandes, que hacen que la expresión de los sentimientos
humanos llegue a un punto insospechable.
Otro punto importante y
igualmente fascinante es la persona en sí. Todo el mundo tiene una historia, el
tiempo corre inevitablemente y se nos escapa como arena entre las manos.
Durante ese tiempo pasan muchas cosas, y escuchar esas historias de la boca de
la gente es algo increíble. A pesar de que puedan no ser verdad, de las
historias ajenas se obtienen alternativas a las elecciones que se tienen que
hacer durante la vida. Nos enseñan que hay un camino A, pero durante nuestro
aprendizaje adquirimos la conciencia de un camino B, y así consecutivamente. El
conocer esos caminos hace que a la hora de tomar una decisión, podamos escoger
entre muchos caminos y la decisión siempre será más acertada que si está
limitada. Por ello las historias nos aportan algo más que una anécdota que
contarle al vecino. El pasear por un parque y ver a una viejecita dándole de
comer a unos pájaros, o a una pareja besándose, o a unos niños jugando al
fútbol hace que me imagine su contexto, su vida, la vida de sus parientes o
amigos más cercanos, su historia. Si le preguntase a cualquiera de ellos,
seguro que habría episodios en su vida muy negativos, muy a menudo a causa de
otras personas. A pesar de eso, muchos no serán conscientes del mal que también
han causado a otros sin querer. Por ello no los definiremos como malignos, sino
como humanos. Piénselo, si la naturaleza humana fuera realmente maligna o
destructora, no existirían tantas novelas, canciones, poemas, películas, series
de televisión, programas de radio y televisión, etc. que hablasen de
sufrimiento, de amor y desengaño, de pérdida, de dolor, de resignación, de
melancolía y nostalgia o sobretodo, de lo dura e injusta que es la vida. Mire a
su alrededor, ¿Cual es el origen de este torbellino de sentimientos? ¿La maldad
humana? No, sino la gran cantidad de almas bondadosas que desean una vida plena
y mejor ya que han sufrido mucho, muchas veces por la inconsciencia de la otra
persona. A veces se sufre y a veces se hace sufrir involuntariamente. ¿O de
verdad cree que en todos los accidentes de coche el causante lo atropellaba
voluntariamente? ¿También es voluntario el dolor que le produce a una madre su
hijo drogadicto? ¿Y en el caso del amante no correspondido? En la gran mayoría
de los casos no es maldad, es inconsciencia. Y es que el hombre no es
consciente del poder que tiene, su potencial, y lo usa mal. Por otra parte, una
pequeña minoría ha sabido captar ese potencial y lo ha usado, creando y
descubriendo las maravillas que nos han llevado a ser lo que somos. El mal, por
su parte, siempre está concentrado en individuos que lo usan con inteligencia,
cosa que desemboca en el sufrimiento de numerosas personas. Pero ese mal esta
concentrado en una minoría que combina o reúne alguna de estas características,
como puede ser la ambición, la inteligencia, la lujuria, etc. Eso puede ser
mortal para algunos, pero no por eso se debe establecer al ser humano como algo
a lo que temerle, o algo que despreciar. Se desprecia al individuo, no al
colectivo. El error actual es meter a todo el mundo en el mismo saco y yo
intento, con este texto, sacar del saco las cosas buenas y dejar en el saco las
malas, no para ignorarlas, sino para distinguirlas de las demás.
Empecé este texto con un formato
y un mensaje muy concreto, y lo he acabado de otra muy diferente. No hace falta
un ojo experto para notar la evolución, y pido disculpas por lo desgarbado del
texto. En este caso, me he centrado más en el mensaje que en la forma. En
conclusión, voy a reducir en una frase toda la intención de este texto:
Déjese sorprender por el ser
humano.
Con ello quiero decir que aunque
la iglesia haya manipulado, matado y actuado injustamente en nombre de Dios
durante muchos años, no por ello dejaremos de maravillarnos con la catedral
católica de algún país. Aunque se mueran anualmente miles de personas de
cáncer, no nos tenemos porque dejar de maravillar por los millones que hubieran
muerto si no fuese por la invención del antibiótico. Aunque a lo mejor hubo y
hay muchos artistas que son y hace cientos de años, fueron, personas con una
moral cuestionable, no por ello pararemos de admirar su obra. Puede que oigamos
un discurso de un político y no creamos nada de lo que dice, pero siempre
admiraremos su dialéctica. La clave es la ignorancia. Si no conoce o no
pretende intentar obtener el trasfondo de lo que le rodea, su criterio siempre
se podrá poner en tela de duda. La verdad absoluta sobre todas las cosas no se
puede alcanzar, pero la curiosidad y el escepticismo hace que nos preguntemos
el porque de las cosas y necesitemos saberlo, a pesar de que a menudo no lo
obtengamos. En resumen, todo lo que he dicho se puede resumir en un ejemplo:
este texto es un texto poco trabajado pero con mucho sentimiento, usted puede
generalizar y decir que el texto es muy malo y por lo tanto mi obra lo es, e ir
hablándole a la gente de lo desagradable que es leer mis textos (que seria
equivalente a hablar mal del hombre), o puede coger lo bueno, siendo consciente
de lo malo y su contexto y, sin olvidarlo, dejarse fascinar por ello. Entonces,
repito:
DÉJESE SORPRENDER POR EL SER
HUMANO (sin olvidarse del contexto que rodea toda acción humana) PORQUE HEMOS
DESTRUIDO… PERO PARA DESTRUIR PRIMERO HAY QUE CONSTRUIR, Y ÉSE ES NUESTRO
MÉRITO.
Prometo escribir un relato en
recuerdos sobre los recuerdos que más me han impresionado sobre el hombre y su
creación para que quién haya conseguido llegar hasta aquí sin dormirse pueda
entender un poco mejor mi punto de vista.