Maria Teresa Aláez García

Mascotas,

 

GATOS.

Todos los seres vivos requieren unos cuidados mínimos para su supervivencia. No sólo cuidar sus necesidades físicas sino también emocionales aunque parezca algo sin sentido o inmaduro.

Del gato se dice que es un animal independiente, que elige a sus dueños, que sabe  sobrevivir sólo, que es egoísta y que es caprichoso. Creo que son tópicos que se pueden aplicar a cualquier animal dado que todos tienen su carácter al igual que lo tenemos los seres humanos y el trato y la educación influyen mucho en la manera del ser del animal como influye en la del ser humano.

El primer error que cometemos los humanos con las mascotas es creernos que las podemos cosificar. Así de igual modo, hay gente que cosifica al resto de los seres humanos.  No se tiene en cuenta su sufrimiento, su necesidad y se le trata a veces como un juguete para que se distraigan los hijos o las personas adultas o se les usa para realizar apuestas enfrentándolos unos a otros con una crueldad enorme. Ya no digo los que usamos para consumir en forma de alimento o usando partes de ellos para medicinas, ropa, etc… La piel, el cuero, los huesos, los caparazones, etc… Digo los que se usan para investigar en laboratorios – fríamente hay que reconocer que muchos nos han salvado la vida – para realizar acciones peligrosas en las que  se requiere que alguien maneje un aparato o para investigar condiciones extremas de vida.

Los animales no son, somos juguetes de nadie. Ni las mascotas ni los humanos. Ni las plantas, por supuesto.  Si se le da a un niño una mascota es para que desarrolle su sentido de la responsabilidad y aprenda a reconocer las necesidades y a cubrirlas, no a experimentar con el animal haciéndole cuantas perradas se le ocurran.  Ya la ley de vida nos induce a tomar proteínas animales y a comer carne y vegetales para sobrevivir pero lo de solazarnos con el sufrimiento de los seres vivos ajenos, no es de ley. Un niño pequeño ha de aprender cómo tratar a una mascota o a una planta bajo la dirección de una persona mayor y han de hacer que la mascota se sienta querida y cuidada. De este modo responderá positivamente a las necesidades de su amo o ama, sea niño o adulto.  Si una mascota se esconde, es por desconfianza y por miedo y hay que darle todo lo que sea necesario – sin malcriarla – para que vuelva a adquirir confianza. Darle seguridad,  cuidar de que el lugar de dormir, de comer  y de realizar   sus defecaciones esté limpio y de que el mismo animal no tenga nada sucio, cepillarlo o lavarlo si es necesario y mantenerlo.  Para atraer a un pequeño animal que se esconde tras un período difícil con otro dueño, es necesario atraerlo por la comida. Ponerle a la misma hora la comida en un recipiente limpio e intentar acariciarlo mientras come poco a poco. Se resistirá al principio pero luego irá tomando confianza sobre todo sabiendo que el dueño va a darle comida y agua. Claro, si a la vez que lo acariciamos le pegamos, el animal desconfiará.

Hay que conocer al animal también. Los hay más confiados, desconfiados, alegres, huraños, tranquilotes, enérgicos, valientes, sumisos. No se les puede obligar a ser de otra manera pero sí se les puede enseñar.  De todos modos su instinto es su mejor maestro.

Los animales, sobre todo los gatos, saben buscar su comida. Pero un animal cautivo está totalmente indefenso si se le deja en libertad. Vaya esto por esas personas que recogen cachorritos y luego los abandonan cuando crecen. Si van a coger una mascota, piensen que crece y madura y puede que no sea el encantador animalito de cuento si no otra cosa. Si no lo quieren, llévenlo a un lugar para acogerlo o regálenlo pero no lo abandonen, pues puede haber miembros salvajes de su misma raza que los ataquen y los hieran o mueran de hambre por no saber abastecerse. Da todavía más pena saber que hay gente que es capaz de abandonar a seres queridos, no sólo animales sino también personas: niños, ancianos, personas enfermas o discapacitadas.

Como las personas, los animales necesitan un control médico y una rutina. En la medida de lo posible, hay que hacerle revisiones y darle sus medicaciones si las necesita.

Otro asunto es que los animales maúllen, ladren, etc… y molesten a personas que tienen gran sensibilidad auditiva. Si las personas hablamos para expresarnos – aunque para no escuchar las verdades o no sentirse avasallados a la gente se le da por hacer callar a sus semejantes – los animales necesitan hacer sonidos para expresar su miedo, su alegría, sus necesidades. Los animales lo hacen mediante movimientos corporales, danzas y sonidos. En el caso del gato, el ronroneo indica felicidad. El movimiento de la cola, mal humor si va acompañado, sobre todo, de un sonido agudo y continuo en el mismo tono.  Las uñas indican ataque. En el caso del perro, ladra para dar aviso de la llegada de alguien o indicar su presencia.  Enseña los dientes para atacar y mueve la cola para señalar que está contento. Ambos animales se frotan contra las piernas de sus dueños para indicar que quieren comida o les dan cariño y agradecimiento.

Los animales necesitan afilar sus uñas y tenerlas recortadas. Es importante para que no se las claven y lo mejor es que lo haga el veterinario. En el caso del gato, hay que cepillarlo porque él se lava pero puede tragarse su pelo y formarse pelotas que pueden ser indigestas. También hay que vigilar que los insectos como pulgas, piojos o  garrapatas no los incomoden y les transmitan enfermedades.

Los animales necesitan jugar y entretenerse. Llevarlos al campo, tener su lugar en el jardín, sus juguetes, es beneficioso para ellos.  Jugar junto a ellos, jugar compartiendo con ellos pero no usarlos de juguetes.  Y darles algún capricho de cuando en cuando pero no malcriarlos dándoles todos los caprichos que requieren.

A la hora de ir a dormir no es aconsejable acostarse con el animal en la cama. A veces se suben y se ponen a los pies y el calor es agradable pero no el aliento del animal en la boca que muchas veces no se sabe lo que ha comido por la calle y menos en la de un niño.

Cuidado con los celos. Muchos animales se sienten inseguros y pueden llegar a ser peligrosos porque pueden intuir que se les quiera abandonar y entonces arremetan contra el ser que puede privarles del cariño de sus amos. Sea el otro un bebé, un ratoncito, etc…. Hay que tener cuidado y dejarles apartados pero no faltos de cariño si se ve la intención de atacar y hacer que se adapten progresivamente hasta que vean que no hay peligro alguno en el intruso.

En cuanto a las labores de crías de las hembras y su apareamiento, es algo personal. Bastante será con buscar pareja a nuestra mascota pero no estar delante porque huyen, claro. Cuando la hembra se queda preñada y cuando da a luz, sobre todo las gatas, mejor evitar que los machos se acerquen pues se han dado caso, sobre todo entre felinos, de haber atacado a las crías y haberlas matado.  La hembra permitirá que el amo o ama se acerque, con cariño le cambie el lugar de reposo donde está con sus crías pero no permitirá que un extraño se les acerque o se tirará a degüello contra él.

Hasta aquí unos breves consejos del cuidado de las mascotas. Se irá ampliando según necesidades.

 

 

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Published on e-Stories.org on 19.01.2009.

 
 

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