CARTA PARA AURORA.
Septiembre de 1991.
1.- El texto enviado por Aurora M.
Amanecer.
Quizás hayas perdido la esencia que te
identifica en tu existencia. Quizás la vida te haya atrapado en sus redes y por
eso nada tiene sentido.
Has empezado a naufragar por océanos sin límites
y desesperado en la oscuridad, no encuentras el camino.
Torpes son los pasos de la desesperación por
que no hallan rumbo en la razón.
Pero siempre hay una pequeña luz en las
tinieblas que solo tú puedes encontrar alejándote del lamento y de la desilusión.
Porque ancho es el camino por muy estrecho
que se nos parezca.
Atrapado en la noche deseas ver un nuevo
amanecer, donde los rayos del sol acarician las blancas alas de las gaviotas
que, sin límites, vuelan sobre los sueños celestes del universo.
Yo sueño que algún día mis alas se extenderán
y seré tan libre como ellas.
Surcare los mares, las montañas y el viento
me invitara a volar con el.
“Mi libertad me pertenece, se que me espera y
la encontrare.”
3-9-1991.
Mi
respuesta.
La Vila
Joiosa, 12 de setembre de 1991.
Querida
Aurora:
La tierra se ilumina cuando, al
levantarte y al abrir los astros de tu mirada, lucen refulgentes los iris de tu
inocencia y tu candor . Los colores se vuelven ternura y candidez; la suavidad
pastel de tus mejillas refleja la vistosidad de los sentimientos matutinos que
tintinean con tenue palidez ante los brillos sonoros de tus sonrisas.
El agua charlotea tu belleza y
tu encanto a los cuatro vientos, para anunciar la sinceridad de tu corazon y la
fidelidad de tus encantos, ofrecidos ante el marmoreo altar de la dulzura que
recoge el azabache encanto de su sensible cabello.
¡Cuánto quisieran las flores
aparentar un minimo de la calma de tus pomulos, de la generosidad de tus manos,
de la afable sutileza de tu cuerpo, de los sensibles movimientos que contonean
y alegran el aire por donde pasas!
Tu embelleces el camino. Adornas
el paseo de los astros y dulcificas la dureza de las piedras que se trocan en
vergeles de esperanza y oasis de felicidad para los que, en la calma matutina,
se encaminan a los frios sitios de trabajo que se alegran, nostalgicos, con el
recuerdo de tu ausencia.
Vive para darnos esos amaneceres
y no sufras por nuestros crepúsculos. Ellos no seran sin tin aunque tu fueras
por ellos.
Con cariño.
M.
All rights belong to its author. It was published on e-Stories.org by demand of Maria Teresa Aláez García.
Published on e-Stories.org on 01.09.2009.
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